Esta emprendedora ha convertido su 'hobby' en una marca de ropa con proyección internacional
- La personalización se ha convertido en la seña de identidad de la firma
- La personalización, núcleo del modelo de negocio
- Una firma digital con vocación artesanal, pero entregas en dos o tres días
Singular Wardrobe nació en 2020 como una firma de moda dispuesta a cambiar las reglas. Su fundadora, Carlota Oller, trabajaba en el sector financiero hasta que decidió dejar los números para adentrarse en un terreno completamente distinto: el de la moda personalizada. Y en menos de cinco años ha conseguido levantar una marca, que factura ya 1,3 millones de euros y que ha servido, hasta la fecha, más de 12.000 pedidos.
Este proyecto emprendedor comenzó como un pasatiempo, sin conocimientos previos en moda y con una visión autodidacta. “Empecé este proyecto como un pasatiempo, simplemente escuchando a personas que, como yo, pensaban que no había ninguna marca de moda en las que ellas pudieran dar un toque personal a sus prendas”, explicó a este medio Oller. Y lo que empezó como una afición acabó transformándose en una empresa viable con un modelo claro: ofrecer prendas que no solo se eligen, sino que se diseñan a la medida emocional de cada clienta.
La idea de que una prenda puede llevar parte del ADN de quien la viste se convirtió en el eje de su propuesta. “Singular Wardrobe no es una firma de moda al uso; es una marca que se centra en las emociones y en construir un armario singular y diferente, adaptado a tu personalidad y a tu estado actual”, resume su creadora. En su visión, cada prenda “habla del cliente y lleva algo de su ADN en ella”.
Con un crecimiento completamente digital, Singular Wardrobe ha alcanzado a miles de mujeres que buscan algo más que ropa. La marca se ha consolidado como un referente en personalización, trabajando con talleres locales y apostando por materiales de calidad. Sus prendas han sido llevadas por figuras conocidas, como Amelia Bono, Anne Igartiburu o Nuria Roca, lo que ha contribuido a reforzar su visibilidad.
La personalización se ha convertido en la seña de identidad de la firma
Oller recuerda que la idea surgió en un viaje. “Cuando empecé a soñar con este proyecto fue en fechas navideñas. Pensaba en la magia de los regalos especiales, en lo difícil que es acertar y ser emocional”, señaló. De esa reflexión nació la idea de crear una marca donde cada clienta pudiera diseñar algo propio: “Sentía esa necesidad de regalar cosas que fueran más allá del tejido”.
Con el tiempo, la personalización se convirtió en la seña de identidad de la firma. “Cada pieza cuenta una historia”, explicó esta emprendedora. Una de las más especiales fue una sudadera con una estrella, creada para una clienta que había perdido a un ser querido: “Era una manera de mantener cerca a esa persona y viva la estrella en su recuerdo. Ahí empezó una colección que es de mis preferidas: A star is born”.
La fundadora también conserva anécdotas divertidas, que reflejan el tono cercano de la marca. “Una clienta regaló una blazer personalizada en la que puso: Amargadas, pero forradas. En el taller nos reímos un buen rato. Me encanta el sentido del humor de las clientas”. La clave, dice, está en entender que la moda puede tener una carga emocional, sin dejar de ser alegre y creativa.
El proyecto, que en sus inicios combinó las labores de una madre con hijos pequeños y varios trabajos a la vez, se fue consolidando paso a paso. La experiencia de Oller en el ámbito financiero le permitió analizar los primeros resultados y establecer una base empresarial sólida. “Mi expertise financiero me ayudó a poner el foco en la posibilidad de ver Singular Wardrobe no como una ilusión sino como un proyecto de empresa, viable y con potencial de crecimiento”, apunta.
La personalización, núcleo del modelo de negocio
Uno de los rasgos diferenciales de Singular Wardrobe es su proceso artesanal. “La proximidad es lo mejor, y más eficiente y ecológico; pero no siempre es fácil”, reconoce. Esta startup trabaja con talleres locales y combina producción propia con prendas acabadas, que pasan igualmente por el taller antes de llegar al cliente. Esta fórmula híbrida permite mantener la cercanía con la producción sin renunciar a la agilidad en los pedidos, aunque admite que “los periodos de producción son largos y las reposiciones difíciles”.
Esa apuesta por los talleres de proximidad refuerza el compromiso con la sostenibilidad. “Queríamos que cada prenda pasara por manos artesanas y mantener un proceso que respetase tanto la calidad como el entorno”, explicó. La marca también ha puesto especial atención en la elección de materiales: “Apostamos por proveedores de confianza para toda nuestra gama de camisetas y sudaderas, con certificaciones que avalan la no utilización de sustancias nocivas y apostando por el orgánico puro”.
El catálogo incluye sudaderas, camisetas, joggers o blazers, pero la base de todo está en la posibilidad de personalizar. Las clientas eligen colores, tipografías y mensajes, que van desde los más sobrios hasta los más arriesgados. El resultado son prendas únicas que reflejan tanto la creatividad de quien las encarga como la capacidad de la marca para convertir una idea en un producto tangible.
Singular Wardrobe es también una marca que ha sabido encontrar su público en el entorno digital. “Mi foco fue y ha sido llegar a la clientela por medio de las redes sociales”, afirma Oller. En sus primeros meses, la empresa se orientó también a hombre y niño, aunque pronto descubrió que el público femenino era su principal base. Hoy, su comunidad online es su principal canal de comunicación y su escaparate más efectivo.
Una firma digital con vocación artesanal, pero entregas en dos o tres días
El crecimiento de Singular Wardrobe fue, en sus palabras, “un viaje sin estrategia inicial”. “Empecé sin una hoja de ruta en lo referente al crecimiento, y no fue hasta casi 12 meses después cuando decidí poner las bases para la evolución de Singular”, reconoce. Esa fase le permitió definir objetivos y entender que su modelo debía apoyarse en la conexión con las clientas, más que en la publicidad convencional.
En 2024 la marca alcanzó los 1,3 millones de euros en ventas, con más de 12.000 pedidos servidos. El siguiente paso es superar los dos millones en 2026 e iniciar su expansión internacional hacia Italia y Portugal. “Tenemos objetivos de crecimiento ambiciosos, pero siempre desde la ilusión y sin olvidarnos de la esencia de la firma, que es la cercanía con nuestros clientes”, explica. En muchos casos, las prendas personalizadas llegan al cliente en apenas dos o tres días.
Además de la internacionalización, la marca continúa incorporando minicolecciones, que se renuevan con frecuencia. “Tenemos prendas que llevan en nuestro catálogo desde los inicios y van a seguir ahí; pero también incluimos muchas colecciones ‘cápsula’ que se agotan muy rápidamente y dan esa chispa a nuestras clientas”, comentó.
En un sector competitivo y cambiante, Oller defiende que el secreto está en conservar el entusiasmo. “La pasión es lo que mueve el mundo. Si no hay pasión, no hay ingenio, no hay creatividad”, afirma. Para quienes se planteen seguir un camino similar, esta emprendedora ofrece una recomendación clara: emprender con entusiasmo, pero también con los pies en la tierra y “un buen análisis numérico”, el mismo que le sirvió para pasar de las finanzas a la moda.
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