Un estudio revela cuál es la temporada de más estrés para los bares, restaurantes y comercios
Los autónomos y pequeños negocios del comercio, la hostelería y los servicios, y también los consumidores en general, afrontan el tramo final del año con una presión inusual. Un estudio de OnePlus revela que el periodo comprendido entre el 10 de noviembre y el 10 de enero es el más estresante del año para los españoles.
En ese lapso, un 45% confiesa sentirse mentalmente sobrecargado o al borde del agotamiento.
La investigación muestra que las causas principales de este malestar son las presiones festivas (59%) y las exigencias laborales de cierre de año (47%).
Además, generaciones más jóvenes como los Millennials y la Generación Z registran índices de agotamiento superiores al 60%. Un cansancio físico y mental que, para los autónomos con bares, restaurantes o comercios minoristas, procede de jornadas intensificadas, mayores exigencias de atención al cliente y logística, así como en la necesidad de cuadrar caja y personal con menos margen de maniobra.
- Esta temporada de estrés afecta especialmente a hosteleros y comerciantes
- La planificación es clave para que los autónomos reduzcan el estrés
Esta temporada de estrés afecta especialmente a hosteleros y comerciantes
La carga combina el aumento del flujo de clientes con la organización de personal y la gestión de stocks, justo cuando también se suman compromisos familiares y sociales.
En hostelería, la temporada navideña impulsa reservas de grupos, menús especiales y mayor rotación, lo que exige al titular mantener niveles altos de servicio sin descuidar costes operativos. En comercios minoristas, la afluencia de visitantes, las ofertas especiales y la preparación para picos de ventas elevan la tensión.
El estudio indica que el 73% de los encuestados se siente abrumado por la combinación de vida laboral, social y familiar en ese periodo. Este dato adquiere particular relevancia para quienes gestionan un negocio con recursos limitados, ya que ellos padecen una doble carga: impulsar ingresos y, al mismo tiempo, asegurar que la plantilla y los procesos respondan con eficiencia.
Asimismo, el informe apunta que el 66% de los españoles ha usado el móvil para sentirse menos agobiado, y el 55% de los menores de 45 años considera que la inteligencia artificial puede ayudar a gestionar el día a día. Esta tendencia sugiere que los autónomos podrían apoyarse en herramientas tecnológicas para mitigar parte de la presión operativa.
Sin embargo, aplicar tecnología no elimina la necesidad de planificar adecuadamente un periodo que, precisamente, ofrece menores márgenes para la improvisación.
La planificación es clave para que los autónomos reduzcan el estrés
Una vez que se identifica el fin de año como un periodo de estrés, los autónomos deben desarrollar estrategias para organizarse y reducir la presión por sus compromisos.
Planificar la plantilla y ajustar horarios permite evitar el agotamiento del personal y la sobrecarga del propio autónomo dueño del negocio. Revisar el inventario con antelación y contemplar imprevistos evita prisas de última hora que elevan el estrés. También resulta útil delimitar momentos de descanso, aunque el volumen de trabajo sea mayor que nunca, para preservar la salud del negocio y de quien lo dirige.
Para bares y restaurantes, preparar menús especiales, reservas y turnos con tiempo ayuda a minimizar las urgencias durante la campaña festiva. Para comercios, prever afluencias, promociones y logística de entrega evita que la alta demanda se convierta en caos operativo. El conocimiento de que estas semanas suelen ser las más exigentes permite actuar con criterio en lugar de reaccionar.
El hecho de que el estudio sitúe a las generaciones más jóvenes como las más afectadas por el estrés, con el 61 %de los Millennials que admiten sentirse “quemados”, frente al 39% de los Baby-boomers, adquiere una dimensión adicional para quienes trabajan con equipos jóvenes o con elevada rotación. La gestión del bienestar del personal y del equipo se convierte en un factor estratégico que impacta directamente en la calidad del servicio y la fidelización del cliente.
En definitiva, para los autónomos y pequeños negocios, no se trata solo de afrontar el aumento del volumen de trabajo, sino de gestionar el estrés inherente a ese aumento de actividad de forma estructurada y preventiva. El conocimiento de que el problema existe ya es un paso para afrontarlo con éxito.
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